EL CINEMATÓGRAFO


LA NARANJA MECÁNICA – BENDITA REFLEXIÓN. 8´5
marzo 17, 2008, 11:47 pm
Filed under: Películas de Hollywood

naranja.jpgComo si de un visionario se tratara, Stanley Kubrick consigue vaticinarnos y retratarnos una sociedad futurible incierta de ultraviolencia y sexo que espectacularmente mucho tiene en común con la sociedad contemporánea en la que hoy vivimos, a pesar de que fuera estrenada en 1972. Treinta seis años después, Alex y sus “drugos” consiguen inquietarnos y ponernos los pelos de punta con sus sesiones de ultraviolencia, y lo que es más importante, son capaces de despertar en nuestras conciencias nuestras funciones reflexivas para replantearnos la naturaleza del ser humano y la construcción de su propia identidad. ¿Somos máquinas programas previamente antes de nacer?, ¿los seres humanos somos buenos o malos por naturaleza?, ¿se nos puede reparar como si de un electrodoméstico se tratara? Estas y muchas otras preguntas también sobre temas candentes de nuestra actualidad como el papel de la Iglesia y el Estado, son las que este filme consigue sacudir la conciencia del espectador, algo que por cierto se agradece aunque para ello tengamos que recurrir a un filme de hace más de tres décadas.

No solo del fondo vive una película, la forma como medio de mostrar y contar el fondo es capital en un filme, pues si no, siempre podemos acudir a una novela o a cualquier texto escrito, en este caso a la novela homónima de Anthony Burgess de 1962 aunque la experiencia será radicalmente diferente.

Una iluminación modernista que persigue el realismo, una paleta de colores marcada soberanamente por el blanco, el ritmo perfectamente medido, narrativos momentos de ensoñación, utilización de la banda sonora no solo como creadora de sentidos sino como refuerzo artístico de la puesta en escena, un vestuario excepcionalmente estudiado… en definitiva toda una serie de decisiones formales que hacen de esta obra una auténtica «esfera de acero perfectamente pulida con millones de prismas en su interior» como afirma el maestro Akira Kurosawa.

Algo desde luego indudable tratándose de Stanley Kubrick, a quien numerosas personas que han trabajado con él le tildan de perfeccionista compulsivo. Si a todo ello, le sumamos la gran interpretación de Malcolm McDowell, nos queda una película soberbia, que suscita nuestro interés, provoca nuestra reflexión acerca del mundo en que vivimos, impacta, entretiene, y sobre todo nos consigue trasladar durante 131 minutos a un mundo increíble que todavía se nos escapa de la razón, aunque vivamos en uno muy parecido, en el que no tenemos tiempo para darnos cuenta. (En el siguiente video podéis ver los primeros 10 minutos de esta increíble película)

D. A.



LOS GOYA 2008 – SEGUIMOS VIVOS
febrero 4, 2008, 9:32 pm
Filed under: Noticias

goya.jpg    La gala anual de celebración del cine español vivió anoche una de las más ansiadas sorpresas. Y es que pocas veces el cine profundo, visceral, que sale de dentro y que se muestra producto de las vivencias cotidianas dramáticas, bien con finales tristes, bien con finales felices, tiene reconocimiento a nivel nacional. Por cierto, un reconocimiento que proviene de la insitución más significativa del cine español y que desgraciadamente si no fuera por él en esta ocasión, por mucho que nos pese, no sería posible que películas tan cercanas y a la vez tan profundas capaces de transmitir sentimientos y emociones como no alcanzan un alto porcentaje de películas hollywoodienses, consigan llegar al conocimiento en un sector amplio de la ciudadanía.

Una pena y sobre todo, una injusticia que «La Soledad» de Jaime Rosales apenas durara unos días en las salas exhibidoras. Ahora serán las nuevas ventanas de explotación como el DVD las que consigan aportar beneficios a una producción que por culpa de la situación del mercado del consumo de cine ha sido incapaz de generar una gran afluencia de público. Dificil problema el de la distribución en España.

Volviendo a la gala, hay que destacar a la por fin premiada Maribel Verdú que se encontró eufórica a la hora de recoger el premio, y es que no era para menos. Después de estar nominada en cinco ocasiones, por fin su trabajo fue reconocido por su actuación en «Siete meses de billar francés» y que por cierto privó a su compañera Blanca Portillo de su consecución. Esperemos que la española vuelva a realizar una gran actuación como nos viene acostumbrando en las últimas películas y triunfe en su proxima película bajo la dirección de Francis Ford Coppola.

Otro de los galardonados, éste por su gran aportación al cine español con más de 50 años de oficio a sus espaldas, fue el gran Alfredo Landa, que daría nombre a todo un género. Recibió el goya de honor y en el momento de recoger el premio le pudieron los nervios y la emoción y apenas pudo formular palabras de agradecimiento para todos los que aman el cine. Sin duda un reconocimiento que se hacía esperar.

El Orfanato consiguió siete galardones y 13 Rosas cuatro. Destaca el premio a Juan Antonio Bayona como mejor director novel, que junto al equipo de El Orfanato fueron los vencedores de la noche a pesar de no llevarse los premios a mejor dirección (algo imposible) y a la ejor película. Estos galardones fueron para La Soledad (a continuación pueden ver el trailer de la película). Todo un reconocimiento al cine español y un sintoma de en cuanto al cine se refiere en España seguimos vivos.

D. A.



LOS CRÍMENES DE OXFORD. PODER Y NO QUERER – 5
enero 20, 2008, 1:34 am
Filed under: Películas españolas

oxford080114_300.jpg     Con el nombre de un director de reputado prestigio, unos intérpretes excepcionales, un guión (de abrumadores diálogos filosóficos) intrigante, y con otros tantos elementos que «a priori» hacen de la promoción de la película una eficaz arma de persuasión, la dirección, sin embargo, aquello que aparece nítido (enfocado),parece decantarse por asignar a este intrigante fondo una forma hollywoodiense del espectáculo, que en más de una ocasión recuerda a «El código Da Vinci».

Si tuviera que quedarme con un sólo enunciado que definiera la película sería el siguiente: Alex de la Iglesia no me ha dejado ver la película. Quizá suene pedante e irónico, pero me explico. Mediante un uso sistemático del teleobjetivo, el director consigue guiar nuestra atención hacia aquello que aparece nítido (enfocado) en el plano, es decir hacia lo que a él le interesa que nosotros veamos. Esto último parece totalmente justificable, pero la crítica reside en el modo simplón con el que guía la mirada del espectador. Una guía rápida, evidente y demasiado pragmática. Es imposible poder contemplar los planos, verlos y descifrar lo que está ocurriendo en los segundos o terceros términos. No puedo ver que ocurre sin profundidad de campo, además de que mi vista se cansa de ver una imagen rozada constantemente, mi imaginación y mi proceso de fabulación se acomoda, y a partir de ese momento me pueden contar lo que quieran. A partir de este momento puedo seguir con mi grado de incredulidad suspendido y dejar que me guíen como a cualquiera de los que vemos «Aquí hay tomate» y sacar provecho de la entrada, o bien comentar con tu compañera/o la vil artimaña empleada en el filme para que apenas mastiques lo que te están contando. Las dos opciones son respetables.

Tampoco tengo elementos fiables a partir de los cuales pueda construir una solución al enigma de forma coherente: no se quien sabe más que quien, ni si quiera si lo que reconstruyen es cierto (como cuando el profesor dice que le entregaron una nota) por el contrario, lo que si está claro es que se mucho menos que todos los personajes, base de la intriga por otra parte, y es por ello que la tensión y el ansia del espectador por conocer la resolución no se viene abajo. Aún así me pierdo entre la verdad y la mentira, en lo que es falso y en lo que es cierto, lo cual por otra parte puede ser la pretensión del director.

Por otro lado, cabe destacar los posos que advertimos del legado de Hitchcock: caleras en espiral, música de orquesta, persecución en las alturas… También resulta brillante el plano secuencia en el que se resume la trama de toda la película y que consigue enlazar a todos los personajes con una gran sentido de la puesta en escena y por lo que se intuye, gracias a horas y horas de ensayo.

Por último, también me gustaría destacar dos elementos, uno de forma y otro de fondo, que podrían complementarse mejor uno con el otro y hacer de la película un relato más coherente. El vestuario del personaje interpretado por Leonor Watling en las escenas de la biblioteca parece sacado de una película de Almodovar, chaqueta rojo cuero, pendientes de aro…, parece no integrarse en la escena y tampoco ir acorde con la personalidad del personaje que se mueve entre la intelectualidad y la vulgaridad. El otro elemento es el final de la película, pues cuando consigue llevarnos al momento culmen, al clímax con el accidente del autobús, luego el relato tarda en terminar satisfactoriamente (algo que ya había conseguido) y vuelve a dar otro giro, cosa que produce un anticlímax, una pérdida de la tensión e incluso del interés por saber cual es la verdad de todo esto, si es que, como se dice al principio del filme, podemos saber la verdad. 

D. A.



REC. Original artificio de incertidumbre – 7
diciembre 27, 2007, 5:29 pm
Filed under: Películas españolas

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Siento no ser un apasionado del cine de terror, pero esto no quita para que pueda reconocer el mérito que tiene asumir, por parte de directores españoles, la realización de semejante obra audiovisual en un mercado interior que mira receloso toda producción de largometrajes de género. Quizá porque en la mayoría de los casos parecen ser una copia o asimilación de las producidas por la hegemónica industria de Hollywood.

Reconocida en el Festival internacional Sitges 2007 con los premios a la mejor actriz a Manuela Velasco (nominada a los Goya 2008 a la mejor actriz revelación), mejor dirección, premio de la crítica y gran premio del público a la mejor película. En este sentido, felicitaciones no le falta a los directores del filme Jaume Balagueró y Paco Plaza. Los dos trabajaron juntos también en «OT : la película» que consistía en un documental acerca de dicho fenómenos televisivo.

REC es una película que dura 85 minutos, duración que aparentemente puede defraudar al espectador, pero que en la mayoría de los casos consigue ser un alivio, ya que se trata de un filme muy intenso que mantiene al público hundido en sus asientos, con las piernas por encima o las manos cerca de los ojos evitando ser asustados de nuevo bajo una constante sensación de incertidumbre. Dicha sensación no proviene de una manipulación en el orden narrativo del relato, pues ocurre en tiempo real, exceptuando pequeñas elipsis sin relevancia y alguna que otra ralentización. La dosificación de la información viene regulada por el cámara, que parece grabar una realidad que se sucede a tiempo real.

Nos acercamos a la historia ficticia desde el realismo que provoca ver lo que ocurre en un espacio aparentemente cotidiano a través de una cámara y bajo la narración de una intrépida reportera. A pesar de ello, se pueden advertir elementos totalmente irreales, pero que están justificados en el desarrollo de la historia y que no consiguen trastocar el grado de incredulidad que por parte del espectador suele quedar suspendido desde el momento que entra en la sala del cine y que en las malas películas sale a relucir.

Por el contrario, he de llamar la atención sobre aspectos intrínsecos de guión. Con un comienzo espléndido que consigue presentarnos a los personajes con claridad, un objetivo perfectamente dibujo que es el de pasar una noche con el cuerpo de bomberos para hacer un reportaje y que más tarde será sustituido por el objetivo verdaderamente deseado y difícil de conseguir de escapar del edificio, con la representación de un protagonista con el que rápidamente conseguimos identificarnos y con la presencia de un operador de cámara que justifica lo que percibimos y cómo lo percibimos, el guión se viene abajo cuando al final del relato los acontecimientos se suceden a una velocidad vertiginosa, sin tiempo a digerir lo que ocurre, sin tiempo a observar ni analizar, con unas prisas inusitadas por dar fin a la historia. ¿Por qué no nos dejan indagar a nosotros al espectador como nos habían dejado en la primer mitad de la película? Ya me impactaba la historia lo suficiente como para seguir mostrándome sangre, deformaciones, etc.

En cuanto al desenlace de la película, creo que la muerte de ellos era la única opción posible que se adaptaba al resto del largometraje. El cómo, dependía de la cantidad de sustos que el guionista reforzado con la técnica de los realizadores quisiera darnos.

En definitiva, REC se trata de una película admirable por su osadía y lo que es más importante por la calidad tanto de fondo y sobre todo de forma con la que se nos presenta en un mercado interior que sigue sin poder dar un puño en la mesa llamando la atención de aquellos que rinden pleitesía a las superproducciones hollywoodienses o en su defecto calcos de éstos de producción nacional.

d. A.



TORO SALVAJE – Retrato de un exitoso fracasado. 7
diciembre 10, 2007, 1:27 pm
Filed under: Películas de Hollywood

Dirigida por Martin Scorsese en 1980, Raging Bull nos cuenta la historia de un boxeador que desea ser el campeón del mundo de los pesos medios, pero que en realidad lo que parece necesitar es un psiquiatra que le ayude a encontrar cierto equilibrio emocional que es algo que seguro agradecerían todos los que le rodean, aunque esto no se llega a contar en la película.

Scorsese parece ser de esos directores que primero eligen la forma y luego buscan un fondo que pueda encajar en sus esquemas estilísticos. Toda le película rezuma un estilo naturalista y una cierta dosis de realismo. Nos lleva a vivir la historia de una persona que al igual que ocurría en «Rocky» quiere ser campeón del mundo, pero que por el contrario, el espectador no acaba emocionándose con la superación humana, con el sacrificio del boxeador por la consecución del título de campeón del mundo, sino que se emociona con la contemplación de la vida de un hombre marcado por su fuerte carácter, su egoísmo, sus celos, su personalidad machista, su desprecio a todos los que se acercaban a él, su vulnerabilidad al trato con la gente, incluido su hermano con el cual comparte algunos de sus rasgos psicológicos. 

De este modo, el tema de la película de Rocky se complementa a un estilo épico y heroico. Sin embargo la historia de un hombre que se acaba quedando solo, sin ningún amigo y viviendo una vida sin el amor y el verdadero cariño de la gente, no puede ser contada de otra forma que no sea la que caracteriza a Martin Scorsese. Un director que se acerca a la vida interior de las personas, profundizando en su psicología (Taxi Driver, Uno de los nuestros, etc.) y mostrándonos la complejidad de la personalidad humana.

Destaca la interpretación de Robert de Niro, que ha trabajado en numerosas películas con este director, siempre alcanzando un nivel elevado que en alguna ocasión, le ha llevado a conseguir el Oscar al mejor actor (Uno de los nuestros-1990). También consigue gran credibilidad la actuación de Joe Pesci (recordado por los más jóvenes por ser uno de los ladrones de «Solo en Casa»). Éste repetirá en «Uno de los nuestros» alcanzando de nuevo otra interpretación brillante.

Tecnicamente Scorsese utiliza algunos encuadres previsibles si has visto alguna de sus películas. En casi todas ellas aprovecha algún momento para introducir algún espejo al cual se dirigen los personajes o se aprovecha para darnos mayores coordenadas espaciales. Por su pretensión realista y naturalista la altura de la cámara parece estar casi siempre a la altura de los ojos, como si compartiéramos desde más cerca la vivencia directa del personaje. Además es muy curioso otro elemento que maneja con sutileza, y es el del uso del blanco y negro para la historia en presente del portagonista, y en color para el sumario que recoge un periodo vivido por Jake en el que se da un salto cronológico con apenas una serie de imágenes (el video casero de las bodas y vacaciones). Es como si su vida fuera gris, triste y fracasada, pero las imágenes que recoge la cámara casera fueran los momentos más felices de su vida, por eso aparecen en color.

Como aspecto negativo, me parece que la película se alarga demasiado, quizás con la intención de mostrar con mayor evidencia el fracaso en la vida de un boxeador. Aún así creo que escenas como la de la policía investigándole porque había dejado entrar en su bar a dos menores, no aportan nada sustancial ni al ritmo, ni a la trama de la película. Por otro lado, la película tiene momentos de debilidad, en cuanto a la presencia de pulsos dramáticos que hagan avanzar la historia y por tanto interesarnos en la consecución de un objetivo por parte del protagonista, que por momentos parece difuminarse. Quizá por eso no fue nominada a los Oscar como mejor guión.

La película está basada en el libro autobiográfico de Jake La Motta. Fue nominada a los Oscar a la mejor película, mejor director, mejor sonido, mejor actor secundario, mejor actriz secundaria, a la mejor fotografía, mejor actor y mejor montaje, consiguiendo estos dos últimos.


d. A.



Una partida de campo. Poesía expresionista sin complejos. 7,5
diciembre 8, 2007, 7:32 pm
Filed under: Otras

Después de ver esta paisajística y relajada película podemos identificar sin lugar a duda su autoría. El genial Jean Renoir, hijo del reconocido pintor expresionista Pierre-Auguste Renoir, es el director, guionista y también uno de los actores de esta obra de arte que proponía ya en 1936 (año de su proyección) un nuevo estilo narrativo en el que prima la sencillez (no confundamos con la simpleza), la serenidad, la tranquilidad y algo que en estos tiempos, en donde prima la rapidez, las prisas y el goce inmediato, está muy denostado: la contemplación.

El tema que desarrolla este filme de apenas 40 minutos de duración es el amor. Quizás sea esta una de las películas que con mayor sencillez consigue transmitir semejante drama: el amor imposible de una pareja de enamorados. En el siguiente video podemos ver el momento en el que los dos enamorados se reencuentran después de varios años, pero ahora ella está casada.

En la película podemos apreciar referencias, por supuesto, al arte impresionista -influencia del padre de Renoir-, referencias a la mitología (al fauno Pan) cuando uno de los jóvenes intenta persuadir a la mujer casada con una especie de danza, y también referencias a la comedia de entonces a través de los dos personajes de ciudad, uno más gordo y listillo, y el otro delgado e ingenuo.

Formalmente destaca el ritmo pausado del montaje que nos permite contemplar los paisajes y los personajes, llegándose a fundir con la propia naturaleza. Es como si estuviéramos viendo 24 cuadros pictóricos por segundo, en vez de simples fotogramas. Los encuadres también rebosan de una poesía intrínseca que transmiten sensaciones que te transportan a los campos franceses y a compartir una sensación de bienestar y armonía muy gratificante. Un ejemplo de esto, es el encuadre en el que hay una ventana entre los dos jóvenes, la cual es abierta y gracias a ello podemos ver a lo lejos (con un cambio de óptica) como las mujeres de ciudad están disfrutando de una tarde en el campo mientras se columpian. En definitiva, una obra reflexiva sin ataduras comerciales y un soplo de aire fresco a un mundo incapaz de parar y disfrutar sin prisas. Una película impensable en las carteleras de hoy en día.


d. A.



El apartamento – UNA SONRISA IRÓNICA AL MUNDO DE LOS NEGOCIOS. 7,5
diciembre 3, 2007, 6:44 pm
Filed under: Películas de Hollywood

 

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 Obra del gran director cómico de los años 5o y 60 Billy Wilder, «El apartamento» es para muchos una de las mejores comedias realizadas en la historia del cine. Según el propio director polaco (antiguamente austrohúngaro), es su mejor película: «El apartameno. ¡Todo encaja!».

La película fue galardonada con 5 estatuillas por la academia de los oscars: mejor película, director, guión orginal, dirección artística y montaje. Desde entonces, este filme ha sido objeto de admiración y en la actualidad se les muestra a los estudiantes de cine como ejemplo de un buen guión y efectivo uso de la caja de herramientas con la que cuentan los directores de cine y que no siempre consigue alcanzar el resultado deseado, como si ocurre en esta entrañable comedia. El guión es obra de I. A. L. Diamond y el propio director. Ambos han trabajado juntos cosechando excelentes resultados en películas como «Con faldas y a lo loco» (Some like it hot), «Uno, dos, tres» e «Irma la dulce».

Cabe destacar, la actuación en esta película del entonces joven Jack Lemmon, considerado como la musa del director. Repitió con él en películas como «Primera Plana» e «Irma la dulce», entre otras, alcanzando un éxito tras otro. Consigue que el espectador se identifique con el personaje de C.C. Buxter, provocándole cierta simpatía y comprensión ante las desgracias que por su inocencia e ingenuidad le toca sufrir. A pesar de la mala situación que atraviesa el personaje, siempre tiene una actitud positiva ante la vida, lo cual choca y consigue provocar la sonrisa en el espectador.

El tema de la película es la hipocresía y la ausencia de valores en la sociedad de los negocios, fiel reflejo de la sociedad norteamericana, cuyo perfil en la actualidad sigue vigente. Es una crítica cómica al «way of american life» en donde lo más importantes es llegar a lo más alto posible cueste lo que cueste en la escala social, amorosa y sobre todo laboral. En este caso, la consecución de ascensos por parte del portagonista no es fruto de un duro trabajo recnocido, sino de un chantaje interesado de sus compañeros de trabajo, los cuales sólo les interesa su apartamento para citarse con sus amantes y así engañar a sus mujeres.

 

Una película simpática y agradable que mantiene una actualidad terrible a pesar de tener más de 45 años de historia. Muestra de su comicidad la podeis ver en el siguiente fragmento.

 

                                                                                                          d. A.

 



El bueno, el feo y el malo – Puro western. 8
noviembre 25, 2007, 8:36 pm
Filed under: Películas italianas

3570357092.jpgDirigida en 1966 por el director italiano Sergio Leone, protagonizada por el ingesticulable Clint Eastwood y con la banda sonora más famosa de la historia del cine compuesta por Ennio Morricone, «Il buono, il brutto, il cattivo» (título original) está considerada como la película más representativa del género spaguetti western, catalogadas así a todas aquellas películas del oeste que se rodaron en los paisajes de Almería y tenían un origen eminentemente italiano.Junto a «Un puñado de dolares»(1964) y «La muerte tenía un precio» (1965) forma la llamada trilogía del dolar. En todas ellas el protagonista es el entonces joven Clint Eastwood, reflejo de tipo duro, con un pasado dificil que ha conseguido labrarse su futuro ha base de lucha y esfuerzo, y sobrevivir a la ley del más fuerte. Personaje arquetipo del cine de western.

Todas las películas de este género recrean el nacimiento de una nación, la norteamericana, ambientadas en la segunda mitad del siglo XIX, época de expansión de los norteamericanos hacia el Oeste. En este sentido, John Ford fue el director que sentó con mayor claridad los cimientos de las películas de vaqueros. Un ejemplo de ello es «El hombre que mató a Liberty Valance»(1962).

Volviendo al filme de Leone, cabe destacar la gran medida del ritmo que existe durante toda la película. Consigue aportar una tensión dramática a lo largo de toda la película, que en pocas ocasiones por no decir en ninguna, permite al espectador tomarse un respiro. La búsqueda de los 200.000 dolares es el motor que hace moverse a la película, pero a pesar de la existencia de un objetivo tan perseguido perseguido por el portagonista (Rubio, Clint Eastwood) y los otros dos bandidos, el filme podría haber provocado el aburrimiento y la apatía del público, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una película de dos horas y media. Pues a pesar de ello, Leone consigue mantener en movimiento el segundo acto con la introducción de pequeñas historias, relatos con unidad (principio y fin) que además de obstaculizar la consecución del objetivo, profundiza en la personalidad de cada uno de los personajes, haciendo que nuestro interés por ellos sea mayor.

Formalmente el filme se caracteriza por el control milimétrico del ritmo que Leone ejerce sobre la trama de la película en cada una de las escenas, generando algunas inolvidables como cuando Tuco, el feo (Eli Wallach) se está dando un baño y un viejo enemigo que aparece en la primera esena de la película, quiere vengarse y asesinarle. Cosa que afortunadamente para Tuco no consigue.

Destaca el uso de encuadres de miradas, primerísimos planos y planos americanos. Todo ellos necesarios para conseguir alargar las escenas, generando inquietud y desasosiego en el espectador, el cual está deseando de que cada uno de los pistoleros desenfunde sus armas. Indudablemente Leone ha sabido aprovechar la técnica narrativa de John Ford (La diligencia-1939) y Griffith (El nacimiento de una nación-1915), entre otros. En cuanto a las cuestiones de fondo, la película tiene escenas en las que tanto la religión como la política militar no salen muy bien paradas.

En cuanto a las músicas, se impone El Trio, nombre que recibe la pieza del final de la película, en pleno duelo, que ha pasado a ser una música cotidiana en nuestras vidas y que aporta al momento del climax una fuerza espectacular.

A pesar de tener algun gazapo como: el tamaño de la soga que varía de un plano a otro en el momento que Rubio va a ahorcar a Tuco, o cuando Tuco se acerca a la diligencia de Bill Carson y se puede apreciar que alguno de los caballos son de mentira, la película no pierde fuerza y consigue cautivarte desde el primer minuto. Por cierto, hasta el minuto 10 no hay ni una sola palabra en la película, y la fuerza dramática durante ese tiempo es increible. Una vez más, podemos apreciar la potencia visual que tiene el medio cinematográfico y que en los últimos tiempos viene siendo menospreciada por directores que llenan sus relatos de omnipresentes, pesadas y turísticas voces en off.  

Si hay algún elemento que chirríe dentro de la película, es que los personajes están totalmente encasillados en un perfíl innamovible, una personalidad invariable y una ausencia de vulnerabilidad, sobre todo en la figura de Rubio. Ya desde el título nos dicen como son los personajes: el feo, el bueno y el malo. Algo inaceptable si no se tratara de un western.

Es una película muy recomendable e indispensable para todos aquellos que quieran conocer las características del western y disfrutar con el imperturbable Clint Eastwood.  

                                                                                                                      d. A.



EL ELEMENTO DEL CRIMEN – Toda una oda a la forma. 7
noviembre 23, 2007, 5:31 pm
Filed under: Lars Von Trier, Otras

Se trata del primer largometraje del director danés Lars Von Trier rodado en 1984, aunque anteriormente había realizado un mediometraje como proyecto final en la Escuela de Cine de Conpenhague.

En esta película podemos ver ya cual era la principal preocupación de Lars, la forma. Toda una obsesión que le ha perseguido y todavía acarrea en la actualidad.   Como si de una actividad científica se tratara, Lars no deja de experimentar con las técnicas narrativas que le concede el medio cinematográfico. Y es en este sentido, donde el director critica y rechaza el modo de contar historias que ya desde sus orígenes Hollywood desarrolló como fórmula efectiva de éxito y bajo el cual el resto de las industrias cinematográficas nacionales quedaron sometidas, como por ejemplo la española. 

Pero volviendo al filme, me veo con la necesidad de dedicarle un jugoso comentario a las técnicas de encuadre, superoposición de planos, aplicación de efectos de sala, insertos, elección de la paleta de colores y algún que otro elemento más. 

Al contrario que ocurriría en sus películas Dogma 95, como «Los idiotas», la puesta en escena está minuciosamente cuidada. La elección y composición de planos llega a rozar la belleza de las pinturas más complejas de los más grandes pintores de la historia, en particular de aquellos de índole expresionista. El juego de luces y sombras crea una verdadera agonía y asfixia que junto a la elección del color sepia para la mayor parte de la película consigue transmitir la sensación de detrimento y decadencia que quería mostrar el director danés acerca de la situación que entonces se vivía en Europa, reflejada, eso sí, desde un punto de vista dramático.

Algunos de los planos más llamativos y originales son aquellos en los que aprovecha el reflejo del agua en el suelo para mostrarnos una conversación, en este caso, entre el protagonista (ex-policía de investigación) Fincher interpretado por Michael Elphick y su ex-profesor de la escuela de policía. El director recurre también a numerosos planos cenitales, que hacen cargar sobre los hombros de los personajes un mayor peso dramático en el desarrollo de la historia.

Pero si hay que destacar un único recurso técnico sobre los demás, ese tiene su gran exponente en la escena en la que el ex-policía y profesor de Fincher le cuenta al protagonista la muerte del asesino de la lotería. En ella se llegan a superponer cuatro imágenes dinámicas diferentes: el limpiaparabrisas, el coche incendiado, el narrador apoyado en la escalera y el travelling de retroceso en la habitación donde lo cuenta. Una auténtica recreación de una historia a través de un solo plano, sin necesidad de movimientos de cámaras, de cambios temporales, ni espaciales, pues sobre todas esas imágenes se impone la del anciano contando la historia. Toda una obra de arte fruto del ingenio de este extravagante cineasta.

Otro elemento a destacar es la inserción de efectos de sala, de sonidos que dramatizan más si cabe las escenas que se desarrollan en el filme, como cuando las chicas (una la amante y otra una niña lotera) golpean el cristal queriendo salir y escapar. No podemos tampoco olvidarnos de los cortes entre planos, basados en elecciones sesudas y originales. Me refiero a la cantidad de elementos que se aprovechan para pasar de un plano a otro: el coche de juguete pasa a ser el coche del policía, el fuego de la foto pasa a ser el de la cacerola, etc.

Pero no todo en esta película es extraordinario y brillante. El guión parece perderse en diálogos incoherentes, que no parecen aportar nada al argumento, al igual que la omnipresencia de las ambigüedades formales, temporales y causales que llegan a recordar algunos pasajes del conductista película de Alain Resnais «El año pasado en Marienbad». Tampoco aportan solidez a la coherencia de la película las numerosas metáforas y simbolismos, que más que acercarnos a la comprensión sencilla de la trama, nos llevan a lo poético y ambiguo. Quizá, y es muy probable, que ésta fuera la pretensión del director, no mostrar todo evidente y artificial como Hollywood. Pero se ha inclinado al otro extremo que representa el arte conductista.En cuanto a la estructura narrativa, Lars se apoya en la excusa de que el protagonista le cuenta su problema a un psicoanalista (reflejo del espectador) y bajo esa justificación introduce un relato enmarcado en una atmósfera de incoherencia (en algunos casos) amparándose en que se trata de una historia recordada, por lo tanto susceptible de tener momentos incomprensibles.

Por todo ello, hay que quitarse el sombrero y reconocer el gran valor formal de la obra y su aportación a la manera de concebir el cine, a pesar de la incongruencia de los elementos temporales, espaciales y causales del filme.

                                                                                                                 d. A.



LARS VON TRIER, el cine hecho arte (1ª etapa)
noviembre 22, 2007, 6:54 pm
Filed under: Lars Von Trier

Director, guionista, actor, realizador, productor, Lars Von Trier es de los pocos artístas que pueden defender con total rotundidad que su vida es el cine. Influido desde pequeño por su ambiente familiar Lars se sintió a traido por la cámara desde que su madre le regaló una Super8 cuando apenas tenía 11 años.

El cineasta danés entró en la Escuela de Cine de Conpenhague, consiguiendo llamar la atención del público una vez finalizados sus estudios con su primera gran película THE ELEMENT OF CRIME (1984) con la cual consiguió el premio al Logro Técnico en el Festival de Cannes. Esta película forma parte de toda una trilogía que pasó a llamar LA TRILOGÍA EUROPEA. Los otros dos filmes son EPIDEMIC (1988) y EUROPAZENTROPA versión norteamericana- (1991).

De las tres películas cabe destacar sobre todas ellas «Europa» por ser un filme lleno de innovaciones técnicas, de recursos estilíticos que refuerzan y se complementan con el contenido de la historia, creando estados de ánimo que hasta entonces apenas habían conseguido provocar otras películas con la misma efectividad: uso indistinto de blanco y negro, y color, encuadres, superposición de planos, etc.

d. A.